El equilibrio de una pasión- Paco Cachinero


Ya son cerca de 22 años los que llevo ejerciendo como entrenador, en diferentes etapas y en los diferentes clubs por los que pasé.
Comencé entrenando equipos de base. Los primeros años combinándolo como jugador y al terminar como jugador, ya de forma exclusiva.
Como entrenador de equipos senior he estado compitiendo con equipos en categoría nacional-territorial, pero sin llegar a ejercer de forma profesional. La realidad nos dice que hay entrenadores de primer nivel que pueden vivir exclusivamente de su profesión, pero lamentablemente son tan sólo una minoría.
El nivel de profesionalización en el fútbol sala es muy bajo. Y para el entrenador, la profesionalización, entendida como la capacidad de vivir exclusivamente de los ingresos recibidos por su trabajo como tal, es más bien un riesgo que no un proyecto de vida.
Fue en el equipo de Montmeló donde comencé a entrenar con una dedicación más exigente, pues primero en el juvenil y luego en el equipo senior, alcanzamos varios ascensos y eso fue motivo de una creciente implicación. También tuve una amplia etapa en Vilasar, donde además de varias temporadas exitosas, también pude disfrutar de lo que significa una competición semiprofesional. Sabadell, Manresa y actualmente Pallejà, me han permitido ejercer como entrenador de excelentes jugadores y competir a un alto nivel no profesional. Poder disfrutar de una final a cuatro de la Copa Catalunya con Manresa, y por supuesto el último ascenso con mi actual equipo el Pallejà FS, han sido algunos de las satisfacciones recientes como entrenador.
La verdadera decisión de ejercer como entrenador la tomé al hacerme cargo del primer equipo juvenil. Sentía la necesidad de enseñar, de aportar mis conocimientos y mi experiencia para que los chicos pudieran progresar, aprender y disfrutar del deporte que yo había estado disfrutando hasta hacía poco. Para mí un entrenador debe tener una vocación claramente formativa, y ese es el elemento que más me empujó a convertirme en entrenador.
Te puedes imaginar que son muchísimas las decisiones que se toman como entrenador. No tan sólo en el ámbito de trabajo con tu propio club y equipo, sino también las relacionadas con los proyectos que recibes, con lo que te gustaría desarrollar o con los que estás viviendo.
Las estructuras de clubes son diversas, y como no existe profesionalización, cada organización intenta estructurarse y trabajar como lo concibe. Y es esta falta de experiencia y de conocimiento lo que impide que muchos clubes alcancen unas estructuras de trabajo consolidadas, atractivas para los jugadores y entrenadores, y sobre todo, que permita un crecimiento continuado.
Los proyectos de cambio o continuidad en los clubs en los que he estado, me han aportado siempre muchísimo. Quizás me hubiera gustado participar de algún proyecto de alta competición, pero la vida personal y profesional también influyen en tus decisiones.
Uno de las cosas que más me enorgullecen de ser entrenador es haber podido conocer a tantas y tantas personas relacionadas con nuestro deporte, y especialmente a tantísimos compañeros entrenadores con los que comparto tantas afinidades y que algunos se han convertido en amigos de verdad.
Por otro lado, la dirección de un grupo de personas y poder trabajar con ellos para alcanzar retos, te exige una responsabilidad con la que me siento muy a gusto.
Y cada vez más, sobre todo por haber ido acumulando experiencias, me encanta poder compartir conocimientos sobre futsal, tanto como profesor en los cursos, como a través de otros medios.
El concepto de formación es muy amplio para mí, y abarca tanto desde las vivencias que adquieres en los diferentes proyectos deportivos, la riqueza teórica de los cursos reglados que todos los entrenadores necesitamos realizar, y por supuesto en el intercambio de información y conocimientos que se producen participando en eventos, en charlas, en mini-cursos o en congresos de entrenadores.
Poner en situación lo que piensas, contrastar ideas, observar cómo piensan o actúan otros compañeros, tiene un alto valor. La formación continuada debe existir siempre, porque de todo y de todos podemos aprender.
Hay algunos proyectos importantes para el desarrollo del futsal como deporte y como competición. Un ejemplo es el crecimiento y consolidación que en España se está consiguiendo en la competición profesional liderada por la LNFS, pero el trabajo de base, con los equipos de menor nivel, con la formación de jóvenes jugadores, con unas estructuras de clubs y de competiciones que den amplia solidez en el crecimiento de equipos y jugadores, es realmente donde estará el éxito y la continuidad de nuestro deporte.
En cuanto a los entrenadores, somos nosotros mismos los que debemos darle valor a nuestro trabajo y colaborar para que nuestra profesión se pueda convertir algún día en una profesión estable para muchos.
Tenemos que trabajar y crecer como colectivo unido para que aspectos tan importantes como nuestros contratos, nuestro prestigio y nuestras retribuciones, estén reguladas y valoradas en la misma línea en la que va a ir creciendo nuestro deporte.
No ejerzo profesionalmente como entrenador, por lo que le dedico menos horas de las que me gustaría cuando vives algo con pasión.
Haciendo cálculos, debo dedicar en exclusividad unas 10 o 12 horas de media a la semana a todo lo que significa ser entrenador, aunque intento desconectar porque hay muchas horas al día en las que otros temas importantes requieren de mi máxima atención. Pero si es cierto que todos los días piensas como entrenador durante muchos minutos, incluso aquellos días en los que no tienes entrenamiento o partido.
A lo largo de mi vida como entrenador he intentado ajustar mi pasión y mi compromiso por entrenar con la vida familiar. Seguramente podría haber sido mejorable, pero creo que he sido ciertamente equilibrado.
No obstante, actualmente las responsabilidades de mi entorno familiar son mucho menores, y tengo la gran suerte de que mi mujer es plenamente cómplice conmigo en mi faceta de entrenador. Me ayuda, me acompaña y lo disfruta.

Comenzando por el final de la semana, suelo dedicar bastante parte del sábado y domingo a preparar el partido de ese mismo fin de semana. Al acabar el partido lo veo en video y analizo los detalles con los que preparar elementos de trabajo para el corto y medio plazo. A continuación, preparo las sesiones de entrenamiento que realizaremos durante la semana, en las que intento incluir aspectos concretos del próximo enfrentamiento, sobre todo si dispongo de un video del rival.
Aunque casi siempre he trabajado tres sesiones a la semana, durante esta temporada trabajaremos con un programa de dos sesiones semanales de forma permanente. Previamente a la sesión, suelo repasar la misma para refrescar aquello que considero más importante en el trabajo del equipo o de cara al próximo partido.
Procuro que mis sesiones mantengan el criterio de la planificación global, es decir, incluyo aquello que definí en la planificación como estilo de juego, pero ajustándolo siempre tanto a la evolución del equipo, como a lo que creo que podemos necesitar para el próximo enfrentamiento.
Pues, criterio, complicidad, respeto y trabajo en equipo. La figura del entrenador es una figura en soledad con bastante frecuencia. Debemos tomar decisiones que tal vez no todos entienden y tenemos que gestionar muchos momentos de tensión, por lo que la colaboración de un buen compañero técnico en el equipo es vital, especialmente si aporta parte o todo de eso que es importante para mí.
Si hablamos de un primer entrenador en un equipo de nivel medio o alto de competición, para mí es fundamental.
Los clubs suelen estar dirigidos por personas realmente implicados y comprometidos con el proyecto, pero con poca experiencia deportiva y de gestión, y a veces muy condicionados por factores diversos.
En cambio, el entrenador, además de su propia experiencia como deportista, posee los conocimientos y la formación para ser un referente en muchos aspectos de la gestión de un club. No sólo en los deportivos, sino también en la orientación social, organizativa o técnica que un club debe desarrollar.
Bajo mi punto de vista, los clubs deberían apoyarse mucho más en los conocimientos del entrenador para el desarrollo de muchos de los proyectos.
En muchos clubs se banaliza la figura del entrenador y se le prestigia muy poco, considerándolo como un simple responsable de los entrenamientos y los partidos.
Intento que mis jugadores aprendan y se identifiquen con el tipo de juego que me gusta realizar. El estilo de juego que un entrenador desea desarrollar no siempre es totalmente posible, pues como sabemos, el estilo está condicionado por múltiples factores. Pero la intensidad, la velocidad, la organización y la competitividad son aspectos generales que intento que estén siempre muy presentes en los partidos que disputamos.
 En cuanto a aspectos tácticos, me gusta que el equipo domine el juego desde la defensa, y sea creativo y rico en el juego ofensivo.
No estoy muy de acuerdo con ese concepto generalizado que es más fácil defender que atacar. Considero que defender bien y conseguir dominar el juego desde la defensa, es tan complicado como atacar bien.
Para mí es muy importante que mis equipos tengan un estilo propio de juego. Y es que el juego tiene que tener parte de organización colectiva o táctica, parte de manejo de balón o técnica individual propia del jugador y parte de decisión del propio jugador, o también llamada táctica individual. Por lo tanto, tu estilo como entrenador es el que debe decidir qué cantidad de cada uno de estos tres componentes incluir, y, sobre todo, cómo hacerlo.
En la categoría en la que he competido casi siempre, solemos entrenar dos o tres sesiones por semana. Realizo un gran trabajo de planificación y programación general durante las semanas previas a la pretemporada, donde definir la plantilla, estructuras los contenidos generales a trabajar y realizar un detallado esquema del estilo de juego y las reglas a aplicar para ese estilo, que van a suponer el esqueleto fundamental del trabajo durante toda la temporada.
Suelo llegar al principio de la temporada con toda la pretemporada programada, pero luego, realizo una programación semanal del trabajo. Normalmente durante el fin de semana estructuro y programo los contenidos a trabajar y las sesiones a desarrollar, siempre manteniendo ese esquema o criterios definidos en la planificación general.
Es totalmente normal, ajustar trabajos, contenidos e incluso objetivos, porque la temporada está totalmente viva y lo que podías tener previsto, tal vez no pueda llegar a cumplirse totalmente.
No es ninguna locura volver a replantear una nueva planificación si algo o todo no está saliendo como deseas, o el equipo no avanza con el ritmo que consideras, porque es importante saber adaptarse a las variables que se planteen, y no forzar posibles tensiones o situaciones de estrés cuando no vas alcanzando las metas establecidas.
Finalmente, la competición, los resultados, pero sobre todo lo que percibes de tu propio equipo, son para mí los elementos que mejor me informan de si estamos progresando por el camino adecuado o debemos reajustar poco o mucho.
Son muchos los temas y aspectos que podría seguir comentando, pero creo que me he extendido más de lo previsto.
Como he comentado, me encanta compartir, conocer e intercambiar información, por lo que quedo abierto a cualquier tema o pregunta que queráis formular.

Gracias por este espacio.

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