Entre subidas y bajadas - Fernando Wilhelm
Hola
a todos, antes que nada me gustaría agradecer la oportunidad de compartir. Lo
que sea que ustedes consideren, creo que compartir, esa acción que nos es
enseñada en los primeros años de vida, es fundamental a la hora de querer
mejorar. Fue con el correr de los años que lo empecé a pensar de este modo,
pero desde que llegué a esta conclusión, cada día estoy más convencido. Siempre
fui de compartir, nunca me consideré una persona egoísta. A veces ser demasiado
altruista te trae problemas, pero son de esos problemas con “red de seguridad”,
estás protegido por tu buena intención. Y pocas cosas hay más reconfortantes
que dormir tranquilo por las noches sabiendo que en tu día no faltaron ganas de
ayudar, de mejorar o de compartir.
Me
pide Nacho que hable de mi experiencia, de lo que fui viviendo a través de los
años. Llevo 13 temporadas trabajando de lo que más me gusta fuera de mi país. Y
si bien cometí muchos errores y decidí de modo equivocado muchas veces, el
balance es más que positivo. Deportivo y humano. Por haber competido a alto
nivel, de haber ganado partidos, copas, títulos grupales e individuales. Por
haber conocido grandes personas, diferentes culturas, diversos métodos de
enfrentar y resolver situaciones, puntos de vista.
Haber
cambiado de país no fue fácil. Irme de la casa de mis padres con 22 años sin
saber siquiera usar el lavarropas, era seguramente salir de mi zona de confort.
Tal vez no lo pensé así apenas decidí irme, pero me di cuenta rápidamente
cuando por las noches el silencio del insomnio me recordaba donde estaba, con
quien, y con quién no. Lo que me esperaba el día siguiente. La semana
siguiente. El mes, y así.
Suerte
o no, desde que realicé mi primer cambio de club, siempre fui a equipos
proyectados para ganar a corto plazo. Por ende mi poder de adaptación debía
estar afinado. Necesité siempre estar alerta a lo que pasaba a mi alrededor.
Cada vez que se cambia de ambiente, cosas nuevas pasan. Muchísima información
vuela por encima de nuestras cabezas y está en nosotros absorber lo que
necesitamos. Fueron muchos cambios en tan poco tiempo. País, ciudad, idioma,
equipo, compañeros, rutinas, responsabilidades. Ser un deportista profesional
no quiere decir sólo que recibís un sueldo por jugar Futsal. O sí. Depende de
vos. Cuánto más alejado estés de este pensamiento, más cerca estarás de tu
mejor versión. Porque te vas a dar cuenta de muchas cosas, de todos esos pequeños
detalles que influyen a la hora de competir. De llegar bien al fin de semana, con
los sentidos afilados, las piernas explosivas, la mente liberada y el corazón
dispuesto a dar todo. Todo eso se consigue durante la semana, los meses, las
temporadas. Tal vez algún día encontrarás a alguien que parece no necesitar de
todo un proceso para conseguir tus mismos resultados, todos somos diferentes.
Yo desde mi experiencia siempre tuve que entrenar mucho, que cuidarme, prestar
atención, ser lo más eficaz posible, ser confiable. Conviví con compañeros de
un talento desmesurado, que dormían pocas horas y durante los partidos hacían
cosas fuera de lo común. Ellos eran ellos, yo era yo. Cada cual cubría un
pedacito de la gran tarea que había que realizar para ganar un partido o un
campeonato. Yo los necesitaba a ellos, tal vez ellos me necesitaban también a
mí. Respeto y consciencia siempre.
No
fue fácil adaptarme a estas cosas, pero repito, nunca fui egoísta o de fijarme
en lo que hacen los otros para medir mis libertades a partir de las de ellos.
Creo en el trabajo, en la colaboración, la solidaridad, el compañerismo, la
fidelidad y el respeto.
Solo
que pasar de entrenar 4 veces por semana a entrenar 8, de viajar al máximo 45
minutos para ir a jugar, a tal vez jugar un partido a 800km de distancia. De
comunicar de un modo y en un idioma con mis compañeros a tener q hacerlo de
otro totalmente distinto. No fue simple.
Llegué
a Italia en agosto del 2005 y tuve que esperar hasta diciembre de ese año para
poder empezar a competir oficialmente por temas burocráticos. 4 meses de sólo
entrenamiento. De viajar con el equipo por propia voluntad para estar con
ellos, para ver, para compartir, para absorber. En las victorias y en las
derrotas, siempre algo había para aprender. Cuando me tocó estar entre ellos en
el vestuario y en la cancha, creo que las cosas fueron más simples. Tal vez
supe sacarle un rédito a esa larga espera. Venía de jugar una primera parte del
año en Argentina, 17 partidos. Llegué a Italia e hice la pretemporada como
todos, tuve que regular las cargas para no llegar “quemado” al final de la
temporada, donde todo se decide. Y venir a Europa a competir, a independizarte
(visto que muchos chicos como yo, hacen su primera experiencia viviendo solos
cuando llegan al viejo continente), no quiere decir solo lavarse la ropa, ir al
supermercado, cocinar, o en lo deportivo adaptarse lo mejor posible al Futsal
europeo. Quiere decir también afrontar diferentes situaciones no tan positivas
cuanto inesperadas, una me sucedió al momento de cobrar mi primer sueldo. La
dirigencia quiso pagarme solo un cuarto del sueldo debido a que no podía jugar
todavía. Algo que obviamente no estaba estipulado. Eso también fue nuevo.
Imponerme, defender mis derechos, solo. En otro idioma y con un compañero
argentino de traductor. El sentimiento de impotencia al ver que no todo es como
debería ser fue grande. Pude resolver la situación, aunque no fue fácil.
Afortunadamente
tuve mucha gente que me ayudó a través de los años. Gracias a ellos también
conseguí muchos buenos resultados. Saber de quién rodearte también es muy
importante. Estés donde estés. Buenas personas en las que puedas confiar en
todo momento. Devolviéndoles su confianza del mismo modo.
Si
rodearte de buenas personas puede influir positivamente en tus resultados,
exactamente lo contrario puede ocurrir si la gente que te circunda no es la
mejor para vos.
Pasé
por hermosos momentos, y por algunos no tan lindos. Estar lejos no es fácil.
Hay que vivirlo en primera persona para saber realmente de lo que hablo. Todo
se magnifica. Todo se valora un poco más. A veces es necesario alejarse para
entender que a algunas cosas no se les estaba dando el justo valor y que en
cambio a otras, se les estaba dando demasiada importancia.
Yo
por mi parte busqué siempre un equilibrio, cambiar permanentemente de
perspectiva. Analizar las distintas situaciones desde varios puntos de vista,
para no malinterpretar actitudes provenientes de personas acostumbradas a otras
realidades. Yo me crié de un modo, mi compañero de otro. Es magnífico darse
cuenta con el tiempo y compartiendo, que hemos vivido situaciones similares en nuestra
niñez mismo estando a 5000km de distancia uno del otro. Que las madres dicen
siempre las mismas frases, que cuando te mandabas una, tu viejo te retaba a vos
del mismo modo que el padre de tu compañero lo retaba a él. Que en el colegio
hacían cosas parecidas y las travesuras de la adolescencia muchas veces eran
exactamente las mismas. Tomar consciencia de cosas como estas, te une más. Te
hace sentir más cerca a las personas con las que, por circunstancia, te toca
compartir el día a día.
Ser
un deportista de alta competencia no es simple. Hay que superar muchos
obstáculos. Mantener un nivel de tolerancia alto, de paciencia y perseverancia.
La constancia es fundamental. Para mí ya son 13 años. Parecen muchos, pero
seguramente se me pasaron rápido. Más rápido que si los hubiese vivido
trabajando de algo que no me gusta, por ejemplo. O preocupado por temas
realmente importantes de la vida cotidiana. No es fácil, pero es lindo. Acá en
Italia una frase se usa mucho (mettersi in discussione) y traducida es “ponerse
en discusión”, sería como ponerse a prueba, en el medio de todos y competir,
ver y demostrar lo que uno es capaz de hacer, hasta donde es capaz de llegar y
de qué modo. Ser consciente que se viene de una realidad distinta (e inferior
en nuestro caso cuando de Futsal se habla) y ser capaz de adaptarse, competir y
alguna vez hasta sobresalir, es un premio invaluable. Al que se le da valor
cuando en la vorágine de todo, uno para un momento y se pone a recordar cómo
empezó todo esto. Dónde y con quién. Con cuales armas y materiales. Con que
objetivos. Entender que el camino fue en subida, con esfuerzo y dedicación,
para de vez en cuando encontrar alguna bajadita que disfrutar.
Después
de una subida, llega la bajada, antes o después. Es como imaginar un camino de
montaña, una ruta recta en subida, de la que nacen caminos adyacentes en
bajada. En nuestra caminada después de un poco de recorrido llegará la primer
bajada adyacente, donde la pendiente será de pocos grados. La segunda bajada
será un poco más empinada, pero para llegar hasta ella habrá que recorrer más
distancia en subida. A más sacrificio en subida, más velocidad en la bajada. Y
así seguiría el gráfico. O por lo menos como yo lo entiendo. Querés la bajada
más veloz, vertiginosa y divertida (el premio más grande), ok, tenés que llegar
hasta arriba de todo, sacrificarte. Nadie nos obliga a nada, somos dueños de
nuestro cuerpo y por ende, de todo lo que realizamos con él.
El final de la subida no lo veo, lo sigo
persiguiendo, espero que ustedes también.
Comentarios
Publicar un comentario