Ideas claras, desarrollo y formación-Barbara Abot





Cuando me propusieron escribir sobre mi experiencia en lo que refiere a las etapas de iniciación y desarrollo en el futsal tanto femenino como masculino, lo primero que se me vino a la mente fue la complejidad de exponer muchas cuestiones en tan solo una o dos carillas, ya sea por la gran cantidad de artistas que presenta la temática, y por la importancia que requiere su comprensión, desde el punto de vista de una apasionada que también es docente.
Para comenzar abordando el tema, considero fundamental expresar las teorías que sirven de sostén a las ideas que uno materializa o lleva a cabo. Tal es el caso de lo que sucede en mi trabajo actual en Sportivo Barracas, donde estoy a cargo de la Coordinación del Futsal y la conducción de la tercera división femenina.
En primer lugar, hablaré de las etapas de Iniciación y Desarrollo. Para ello utilizaré la clasificación de Sánchez Bañuelos (2000) quien desarrolla que en la carrera de todo deportista se distinguen los siguientes momentos: la Iniciación, el Desarrollo, la Optimización, el Mantenimiento y el Desentrenamiento.
Adhiero a la postura del autor de tomar a la iniciación como un proceso que conlleva una vivencia global, y que tendrá un tremendo impacto en los sucesivos aprendizajes deportivos. No basta solamente con tomar esta fase como un mero acontecimiento, como también sería un error pensar que es un período comprendido sólo por niños/as de corta edad. Ya que la iniciación, en diferentes ámbitos, puede darse en cualquier momento de la vida.
A su vez, es necesario pensar en quienes llevan a cuestas esa tarea de Iniciación. Como formadores de niños, y más aún de niños deportistas, es vital mencionar algunos de los objetivos que considero fundamentales para esta etapa:
Por un lado, es menester que seamos capaces de brindarles un amplio bagaje de herramientas y experiencias para resolver situaciones motrices básicas (como pueden ser el correr, el saltar o el esquivar) y especificas (propias de las técnicas con la pelota) que les permitan desarrollarse motrizmente. Es decir, ya sea dentro del deporte en cuestión como también en la práctica deportiva general, un niño debe saber no sólo conducir el balón, sino también desplazarse correctamente. Hago especial hincapié en esto, dado que la popularidad del deporte hace que la especialización sea extremadamente temprana, sobre todo en los varones. En el caso de las niñas nos encontramos con una minoría que se inician en el deporte en edades tempranas ya sea por cuestiones socioambientales o la baja oferta de clubes para su práctica. Si bien no ahondaremos en una crítica con temática de género, me parece adecuado mencionarlo para no encasillar a la iniciación del futsal femenino en un rango de edades específicas.
Por otro lado, un objetivo primordial como profesores es que el proceso de enseñanza conlleve a que todos los aprendizajes sean significativos. Todo niño/a/ joven es un ser social, y como tal está atravesado por diversos entramados familiares, personales y sociales y por lo tanto llega a esa clase con diferentes experiencias, necesidades y expectativas.
En segundo lugar, y ya refiriéndome a la fase del DESARROLLO, sostengo que ésta hace referencia al inicio del proceso de refinamiento del deportista, Ya ese sujeto pasa, de forma comprometida, de ser un practicante de un deporte al status de deportista. Platonov (1988) expone que es aquí donde el joven centra los primeros resultados de importancia.
Desde lo personal, entiendo que es imposible decir que esta fase está comprendida por edades especificas porque como se manifestó anteriormente, es necesario realizar un proceso. Éste dependerá de las experiencias y aprendizajes de cada uno de los chicos/as. A grandes rasgos, si se pudiese trabajar a largo plazo con grupos cuyas etapas previas hayan sido pensadas y planificadas, garantizándonos los objetivos acordes a la edad, se podría pensar la fase de desarrollo en varones a partir de los 13 años, y en mujeres entre los 14/15 años.

Por último, mencionaré algunos de los criterios, que, a mi entender, marcarían el rumbo de estos procesos. Uno de ellos es comprender la diferencia entre el desarrollo, el crecimiento y la maduración de un niño/ joven/deportista. A su vez, reconocer y trabajar las distintas capacidades necesarias para el deporte (y para la vida en general) en cada etapa sensible, entendiendo por ésta el momento óptimo para la adquisición de experiencias y saberes. Por otro lado, pensar en trabajar y proponer actividades (¡y competencias!) respetando no sólo las edades sino también, el desarrollo sexual, reconociendo en qué momento se encuentra cada uno, evitando desigualdades no sólo por la diferencia etaria sino también por la diferencia madurativa (en varones se pueden utilizar los estadios de Tanner y en las nenas se toma como indicio la menarca). Con relación a esto, conocer el pico máximo de crecimiento, (PVH) nos permitirá hacer más efectivo nuestro trabajo y   tomar conciencia de que un niño no es un adulto pequeño, y por ende no se lo puede (ni debe) entrenar igual.
Una vez hecho este recorrido, es inevitable pensar que de todas formas debemos adaptarnos a algo que no va por el mismo camino que el desarrollo del deportista, ni se fundamenta en cuestiones de desarrollo o proceso: el reglamento del deporte.
A partir de allí, y con cierta vehemencia me surgen más interrogantes: ¿habrá llegado el momento de crear un sistema de competencia en el cual se premie el proceso, y no sólo el resultado? ¿Por qué los chicos y chicas no pueden jugar de forma mixta en las categorías de sexta, séptima y octava del torneo? ¿Se podrán modificar las categorías del femenino pensando en criterios de desarrollo y calidad; y no exclusivamente de cantidad?
Existen otras tantas preguntas que podría expresar y sobre las cuales se podrían armar debates extensos y enérgicos. Lo único certero es que es imperioso pensar en el crecimiento del FUTSAL, pensado desde la calidad y no desde la cantidad.

A modo de conclusión: la base de la pirámide para conseguir los logros a futuro debe estar en la formación, para que cada vez más chicos y chicas hagan toda su carrera deportiva exclusivamente en el futsal. Y no olvidemos todos los que trabajamos en estas etapas, que gran parte de nuestro trabajo marcará el rumbo de los chicos, como así también el retiro desafortunado del deporte.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares